“Cuatro expertos sobre un tema sentados frente a un público en el salón de actos del Instituto Cervantes en la madrileña calle Alcalá”. Como titular no tiene demasiada fuerza, cierto, pero cambiando un par de pistas el caso tendrá un color mucho mejor. Esos expertos no son otros que Clara Peñalver, Mikel Santiago, Carlos Salem y Solange Camaüer, y el tema sobre el que conversaron: la actualidad de la literatura policiaca. Una vez comenzó la mesa redonda, el caso parecía ir acercándose a una resolución que se obtendría tras el coloquio.
Uno de los temas del que se habló fue el de la novela negra nórdica, que hace no demasiado explotó con el sueco Stieg Larsson y su trilogía “Millennium”. La idea general que quisieron transmitir, y en la que los cuatro autores coincidieron (aunque con pequeñas diferencias), era la de la importancia del género policial en los países nórdicos, que se apoya muchas veces en ese tipo de sociedad: “La novela negra nórdica es muy azul, muy fría, acorde a su sociedad, una idea que la que tenemos aquí”, afirmó Clara Peñalver, autora de “Cómo matar a una ninfa”. “Una de las piezas clave de la literatura policial nórdica y un pilar que se repite en muchas historias es la frustración corporativa”, añadía Mikel Santiago, que también incluyó un guiño a las películas, nuevas novelas y series de televisión que tienen como trasfondo este tema. “Esta técnica tan exitosa de enfrentar al personaje con su empresa puede ver en series como The Wire”. A pesar de las alabanzas a esta corriente literaria, también hubo empujones y tirones de orejas: “La novela nórdica es, en parte, una moda”, declaró tajante Carlos Salem, poeta, dramaturgo y, cómo no, novelista, que mantuvo que el auge de este género se vio muy beneficiado con Larsson y la gallina de los huevos de oro que supuso su trilogía.
Si bien la novela negra nórdica ocupó buena parte del coloquio, cuando apareció el tema de la novela negra en España la conversación se avivó y se presentaron ideas muy interesantes. Tal y como dijo Clara Peñalver: “el lector español vuelve a confiar en el autor español”; y resaltó esa buena salud de la que goza el género en España “que aumenta poco a poco y que también ha dado el paso a las pantallas”. “La novela negra es un género racional que se ha adaptado muy bien aquí”, apostilló sorprendida la autora, ya que, como ella misma explicó, “es un tema relativamente fácil de tratar en una sociedad como la nórdica, pero que es más difícil de acoplar a un país y una gente de sangre caliente como es el nuestro”. Los escritores coincidieron en el buen hacer de los autores españoles y el buen trasvase que se está haciendo al importar correctamente un “género tan generoso”, como añadió la novelista argentina Solange Camaüer.
Brevemente aparecieron temas que, debido al poco tiempo con el que la mesa redonda contaba, no pudieron ser profundizados. La casi inevitable mención a Sherlock Holmes, el personaje más conocido de este género, fue uno de los que tocaron, aunque ahí sí se notó el respeto de todos, aún con ciertas diferencias, al hombre inventado por Arthur Conan Doyle. También se rozó, puesto que apenas se habló sobre ello, la quimérica idea de crear una novela policial en Argentina en el que un policía fuese el amable protagonista de la historia: “Los casos de corrupción en la Policía han hecho mucho daño a la imagen de los agentes en Argentina, por lo que poner de bueno de una novela a uno es casi impensable”, concluyó Solange Camaüer, dando así carpetazo a un caso, el de esta mesa redonda, en la que los expertos eran los más expertos posibles al ser los autores de los hechos, y en la que coincidieron en afirmar que la novela negra en España está ganando fuerza y consolidándose como un género de calidad. Caso cerrado.
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