Diodati se mueve, Fiat Lux lo detiene para convertirlo en ‘Fotos Que Hablan’ .
200 años después, justamente 200 años después, Mary Shelley y Frankestein han vuelto a sonreír.
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No ha sido bajo una lluvia torrencial, aunque sí ha vuelto a ser en verano, y no ha sido junto al lago Lemán (Ginebra) sino junto al embalse del Burguillo (Las Cruceras, Ávila).
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Allí, en el mágico día de San Juan, Fernando ‘La Corporación’ Marías, y sus secuaces (Espido Freire, Raquel Lanseros, Lorenzo Luego, María Zaragoza y Rosa Masip) oficiaron, ante testigos, el fantástico aquelarre cultural ‘Los hijos de Mary Shelley’. Dos días de literatura, música, poesía, teatro…, en un paraje que ya hubieran querido tener Shelley, Byron y demás, para mostrar y demostrar el poderío de la imaginación al servicio de la actividad cultural, para mostrar y demostrar que efectivamente es posible otra forma de contar la cultura, la literatura, la música, la poesía…: el arte.
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Y allí estuvimos: Laura Muñoz ha sido los ojos de Fiat Lux, disparando sin titubeos para capturar instantes, secuencias, gestos y detalles que posiblemente allí no se vieron en plenitud pero sí aquí.
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Diodati se mueve, Fiat Lux lo detiene para convertirlo en ‘Fotos Que Hablan’.