“Escribo novela negra para delinquir sin ir a la cárcel”
Habla, fuma, bebe, otea, sigue hablando, vuelve a mirar, consulta el móvil, guasapea, enciende la tablet, sigue hablando, tuitea, enciende otro cigarro, agarra otra mahou, anota en un papelito, escanea de nuevo con la vista, comparte sus tres últimos versos, atiende al teléfono, se ajusta la bandana, vuelve a fumar… Un no parar hiperactivo es Carlos Salem, bonaerense que fue taxista, conserje, director de periódicos (El Faro de Ceuta o El Faro de Melilla), y ahora poeta y novelista: está terminando una novela negra y otra juvenil, escribe poesía a dos manos, da recitales poéticos…, y habla, fuma, bebe, mira, rastrea…, y lee compulsivamente.
Una frenética actividad que se traduce en casi una veintena de libros en los últimos años, uno de los cuales, “Muerto el perro” (Ed. Navona Negra), va camino de su cuarta edición. Con todo, hace un alto, apenas cinco minutos, para responder a este Cuestionario Fiat Lux, incrustando en él, a velocidad de crucero, algunos nombres propios de los de buscar y encontrar, “mola más descubrir que esconder”, recomendaciones Salem: Belascoarán Shayne, Bairoletto, Leonardo Oyola…
Fiat Lux. ¿Por qué le dio por escribir novela negra?
Carlos Salem. Para delinquir sin ir a la cárcel, como tantos políticos.
FL. En el juego de policías y ladrones, ¿con quién iba?
C.S. Con el que se quedaba con la chica. Pero no me daba resultado.
FL. Tiene licencia novelesca para matar / Tenemos licencia literaria así que no se corte: ¿A quién mataría?
C.S. Ya están muertos: Videla, Pinochet, Franco. Sus imitadores, que se pudran en vida.
FL. ¿Qué o a quién atracaría?
C.S. A Bárcenas & Cía., por lo de los 100 años de perdón.
FL. Si fuese detective, investigador, sabueso…, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
C.S. Marlowe y Belascoarán Shayne.
FL. Si fuera criminal, desde asesino a atracador, valen todos los palos, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
C.S. El bandido Bairoletto, que asoló los cortijos ricos de la Patagonia y dibujaba una «B» con la metralleta en el depósito de agua.
FL. Díganos su escritor o escritores del negociado negrocriminal preferido/preferidos, y su/sus porqué/porqués
C.S. PIT II (Paco Ignacio Taibo II), por la ironía y el compromiso.
Carlos Zanón, por la poesía sucia y la escritura limpia.
Leonardo Oyola y Gabriela Cabezón, por la magia del lenguaje y las historias que nadie cuenta.
FL. ¿Qué noticia, asunto de actualidad, ve o vería como argumento para novela negra? // ¿Y cómo podría ser o sería el planteamiento?
C.S. El caso Urdangarín. Dentro de cinco años el duque muere empalmado por exceso de Viagra. Su esposa dice que no se había enterado de nada y le encarga la investigación a Froilán, que ha suspendido el examen de portero de discoteca.
FL. ¿Por qué se escribe tanta novela negra?
C.S. No se escribe tanta. La mayoría es fast food para alimentar a la bestia del Mercado. Si se ponen de moda los hombres lobo sodomitas, ya me veo a mucho pseudo novelista aullando a la luna con el culo en pompa.
FL. ¿Por qué se compra o se lee tanta novela negra?
C.S. Se vende, luego alguien la compra. Pero me remito a la respuesta anterior.
FL. ¿Usted qué piensa, que se lee novela negra por envidia (del bueno o del malo) o para aprender (a ser malos o a descubrir malos)?
C.S. No creo. Hace tiempo que dejamos de saber quiénes son unos y otros
FL. ¿Todos somos un poco (o un mucho) criminales?
C.S. El sistema es criminal y nos hace y nos deshace.
FL. Puestos a elegir, ¿usted sería el criminal o el detective, el asesino o el policía, el ladrón o el investigador?
C.S. El detective. Soy un romántico. Además, mola más descubrir que esconder.
FL. Dígame una ciudad para cometer un delito
C.S. Ginebra. Robar un banco. Robarlos todos.
FL. Cine Negro: una película (o unas películas)
C.S. No soy forofo del cine negro, pero de adolescente adoraba las de Lino Ventura.
FL. Póngame una banda sonora para leer novela negra
C.S. Chet Baker, Charlie Parker, Camarón…
FL. ¿Usted se pone música para escribir? ¿Qué música?
C.S. La que sea pero no en español. Va por rachas.
FL. ¿Cómo es su espacio de trabajo?
C.S. Desordenado, como yo.
FL. ¿Cómo escribe; cuándo; cuánto…?
C.S. En la cabeza, todo el tiempo. En el papel cuando no queda más remedio. Hasta que se me duerme el brazo.
FL. Música al margen, ¿de qué se acompaña para escribir?
C.S. Ruido. Abro los balcones, pongo la radio, zapateo claqué.
FL. ¿Cómo se documenta para sus novelas?
C.S. Si te lo digo, tendría que matarte.
FL. ¿Es de los que llevan una libretita siempre a mano y va anotando secuencias, ocurrencias, cachitos de inspiración? /// ¿Nos leería algo de lo último que haya escrito en esa libreta?
C.S. Mi letra es tan mala que la libreta es inviable. Escribo en la cabeza.
Lo último, esta tarde: «Necesita un colaborador capaz de saltarse los reglamentos. Y otro capaz de mentir por él. Y tiene a los candidatos ideales. Sólo hay que lograr que no se maten mutuamente.»
FL. ¿Empieza por el título o el título ya surgirá?
C.S. Por lo general, el título el arranque y el final, surgen juntos.
FL. ¿Corrige mucho?
C.S. Nunca es demasiado.
FL. ¿Qué manías o supersticiones tiene mientras trabaja, mientras crea?
C.S. Ninguna superstición. Trae mala suerte.
FL. ¿Cómo se titula la novela, cuento, escrito…, que guarda en un cajón?
C.S. No te lo digo, por cábala (léase respuesta anterior).
FL. ¿En qué está trabajando ahora?
C.S. En una novela juvenil y una negra.
FL. ¿Qué está leyendo ahora mismo?
C.S. La lucha continúa, del maestro Juan Sasturain.
FL. ¿Qué libro/libros nos recomienda, además de lo suyo?
C.S. ¿Es que hay otros? Yo fui Johnny Thunders, de Zanón.
FL. Y de la balda “rarezas y curiosidades” de su librería, ¿algún descubrimiento que quiera compartir con nosotros?
C.S. «Moravia», de Marcelo Luján.
FL. ¿La mejor forma de matar?
C.S. El tedio. El matrimonio. El gobierno.
FL. ¿Su entretenimiento favorito?
C.S. Creo que eso lo leen menores, así que sin comentarios.