“La Novela Negra es el viaje más genuino”.
Hay quien dice que se ha ido a Suecia a poner orden en el panorama negrocriminal nórdico, y si así fuese hay quien cree que lo haría sin piedad, de forma implacable y sin buscar cien años de perdón ni usar revoluciones secretas.
Viéndole podría parecer una joven promesa pero quien así lo vea debe ser un habitante del país de los ciegos porque Claudio Cerdán (sociólogo, guionista y director de cortos, escritor…) besó el santo en cuanto llegó hace un par de años: su primera novela, “El país de los ciegos” fue premio Novelpol y finalista en el Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón y en el Premio Lengua de Trapo. Así llamó a la puerta y, por si alguien aún no lo había escuchado, un año después con “Cien años de perdón”, volvió a entretenerse arrebatando a jurados y reseñistas en Salamanca, en El País o en los premios leemisterio.com
Claudio Cerdán, de Yecla, que delinquiría en Alicante, “hay carta blanca”, y atracaría una tienda de rol, sigue cabalgando como alma que lleva el diablo con “La revolución secreta”. Y, viajero él, invita en este interrogatorio al viaje más genuino: “la Novela Negra”.
Fiat Lux. ¿Por qué le dio por escribir novela negra?
Claudio Cerdán. Es lo que más leo. Las ideas que surgen de mi cabeza van siempre en esa dirección.
FL. En el juego de policías y ladrones, ¿con quién iba?
C.C. No lo recuerdo. En mi colegio nos tirábamos piedras a la cabeza o jugábamos a los puñetazos. Unos angelitos todos.
FL. Tiene licencia novelesca para matar / Tenemos licencia literaria así que no se corte: ¿A quién mataría?
C.C. Al enemigo hay que dejarlo vivo para que pueda plantar cara.
FL. ¿Qué o a quién atracaría?
C.C. Una tienda de rol. Algunas cartas de Magic cuestan hasta 6.000 euros y la seguridad suele ser nula. Hay millones expuestos en vitrinas y un gran mercado negro.
FL. Si fuese detective, investigador, sabueso…, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
C.C. Lew Archer, de Ross MacDonald. Mi novela “Un mundo peor” es un pequeño homenaje a su forma de actuar: comienza con un caso simple y termina desvelando un entramado de secretos familiares fascinante. Adoro a Lew.
FL. Si fuera criminal, desde asesino a atracador, valen todos los palos, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
C.C. Los perdedores. No hay otros. El ladrón intocable que se disfraza de poderoso no tiene glamour.
FL. Díganos su escritor o escritores del negociado negrocriminal preferido/preferidos, y su/sus porqué/porqués
C.C. James Ellroy. Creo que ha sido el último gran renovador del género. Aplicó fórmulas que han hecho avanzar la novela en direcciones radicales. Sus novelas son pura dinamita, aunque en las últimas se enreda demasiado.
FL. ¿Qué noticia, asunto de actualidad, ve o vería como argumento para novela negra? // ¿Y cómo podría ser o sería el planteamiento?
C.C. Hace poco me he mudado a Mariestad, una pequeña población en Suecia. Hace unas semanas ocurrió un suceso terrible que tiene a las autoridades en vilo. Hay un criminal que se dedica a entrar en las casas de la gente, caga en el váter y se larga sin tirar de la cadena. No roba nada: solo te deja el regalo. Lo han bautizado como “cacaman”. No me lo estoy inventando. Busquen por internet si no me creen.
FL. ¿Por qué se escribe tanta novela negra?
C.C. Siempre se hizo, pero ahora no se avergüenza nadie de dicha etiqueta. Algunos que no hacen noir la buscan, y otros se pasan al género por temas de moda. Hoy día cuesta diferenciar el grano de la paja, pero es un momento de esplendor.
FL. ¿Por qué se compra o se lee tanta novela negra?
C.C. Mucha de esa novela negra antes se catalogaba como thriller y demás. Es un cambio de etiquetas, para saber dónde buscar tal o cual libro en el Fnac. Lo que sí es cierto es que ahora tiene más prestigio que antes. Ya tocaba.
FL. ¿Usted qué piensa, que se lee novela negra por envidia (del bueno o del malo) o para aprender (a ser malos o a descubrir malos)?
C.C. Las novelas, sea cual sea el género, son un viaje a un lugar distinto y fascinante. Con la novela negra vamos a esa parte de la sociedad que no queremos ver y que además es peligrosa. Quizá sea el viaje más genuino de todos.
FL. ¿Todos somos un poco (o un mucho) criminales?
C.C. Por eso la Policía tiene prohibido hacer huelga.
FL. Puestos a elegir, ¿usted sería el criminal o el detective, el asesino o el policía, el ladrón o el investigador?
C.C. Lo bueno de ser escritor es que puedes entrar en la cabeza de todos ellos. Me encantan las historias de los tipos que se creen más listos de los que son y acaban mal, se dediquen a lo que se dediquen.
FL. Dígame una ciudad para cometer un delito
C.C. Alicante. Hay carta blanca.
FL. Cine Negro: una película (o unas películas)
C.C. Reivindiquemos lo nacional: “No habrá paz para los malvados”.
FL. Póngame una banda sonora para leer novela negra
C.C. Lea con el telediario de fondo.
FL. ¿Usted se pone música para escribir? ¿Qué música?
C.C. Casi nunca. No por nada, sino por descuido. Cuando escribo me abstraigo tanto que se me olvida si estoy escuchando algo o no.
FL. ¿Cómo es su espacio de trabajo?
C.C. Me he pasado los últimos tres años escribiendo en la cocina. Ahora estoy recién mudado a Suecia y aún tengo que encontrar mi sitio. Stephen King ya dijo que no se necesitaba un gran despacho con una gran mesa, que era preferible un cuartucho con un escritorio viejo. Por alguna razón lo cumplo.
FL. ¿Cómo escribe; cuándo; cuánto…?
C.C. Cuando entro en una novela voy a piñón. Suelo ponerme por las mañanas, hago turno doble por la tarde si me veo con ganas. Acostumbro a medir el progreso en palabras. Suelo parir unas 2.000 al día. De lunes a viernes. Para mí la rutina es una necesidad.
FL. Música al margen, ¿de qué se acompaña para escribir?
C.C. De un montón de papeles desordenados con los esquemas y demás. Es el Scrivener de la vieja escuela.
FL. ¿Cómo se documenta para sus novelas?
C.C. Noticias, experiencia propia, entrevistas con profesionales, viajes a las localizaciones, lecturas, conversaciones de barra de bar, webs especializadas… todo lo que esté en mi mano. A veces me paso días documentándome para poder escribir un simple párrafo.
FL. ¿Es de los que llevan una libretita siempre a mano y va anotando secuencias, ocurrencias, cachitos de inspiración? /// ¿Nos leería algo de lo último que haya escrito en esa libreta?
C.C. Antes lo hacía del modo analógico, pero ahora me he pasado al digital y apunto en el móvil. El problema surge cuando anotas algo que te parece una gran idea pero cuando lo lees al tiempo piensas: vale, iba borracho. Lo último: “Usar pegamento para cerrar heridas”.
FL. ¿Empieza por el título o el título ya surgirá?
C.C. En mis primeras novelas sí tenía el título, pero luego va surgiendo. Algunos los he mandado días antes de que tuviera que imprimirse el libro.
FL. ¿Corrige mucho?
C.C. A partir de la cuarta relectura mando al carajo la novela. Luego la recojo del suelo y digo “lo siento, no quería”, y sigo. Así que sí.
FL. ¿Qué manías o supersticiones tiene mientras trabaja, mientras crea?
C.C. Lo único: me entra cierta ansiedad por llegar tarde. Ya me ha pasado que he terminado una historia y, tachán, esa misma semana sale una novela similar.
FL. ¿Cómo se titula la novela, cuento, escrito…, que guarda en un cajón?
C.C. “La casa de chocolate”. Salió en Francia y sigue inédita en español. Con esta historia me pasó lo que contaba en la pregunta anterior: la terminé y esa semana publicó Marc Pastor “La mala dona”. Me quería suicidar.
FL. ¿En qué está trabajando ahora?
C.C. He terminado un mamotreto de 550 páginas aproximadamente. Lo siguiente será un relato negro para una revista muy maja.
FL. ¿Qué está leyendo ahora mismo?
C.C. He terminado “Entre trago y trago”, de Julián Ibáñez. Ahora estoy con la segunda etapa de Peter David en “X-Factor”.
FL. ¿Qué libro/libros nos recomienda, además de lo suyo?
C.C. Larga lista: “Meridiano de sangre”, “Pedro Páramo”, “El Don apacible”, “La Dalia Negra”. Novela negra suelo leer casi exclusivamente a los clásicos y a autores españoles. Creo que Alexis Ravelo es nuestra gran arma secreta.
FL. Y de la balda “rarezas y curiosidades” de su librería, ¿algún descubrimiento que quiera compartir con nosotros?
C.C. Me pasé mi viaje de novios en París buscando el número 1.000 de la Série Noire de Gallimard correspondiente a “1275 ammes”, de Jim Thompson, su irrupción en Europa. No lo encontré, pero tiene su lugar reservado en la estantería.
FL. ¿La mejor forma de matar?
C.C. Sugestionando para que lo haga otro por ti.
FL. ¿Su entretenimiento favorito?
C.C. JB Cola.