Zanón y Bassas. Revista Fiat Lux
Entrevistas

Zanón y Bassas, ¿cómo leen?

Los dos son noticia estos días: Zanón porque se arranca a cantar por montalbanes y va a reaparecer a Pepe Carvalho; Bassas porque ha claqueteado ‘acción’ para pilotar una nueva Pamplona Negra. Por cierto, una edición esta de ahora, la tercera, en la que ambos coinciden: Carlos (Bassas) dirigiendo y Carlos (Zanón) impartiendo un taller de escritura.

El caso es que, por todo ello, y porque sí, hoy nos enfundamos el traje voyeur y nos ponemos a mirar por encima del hombro de ambos escritores de novela negra para fisgonear cómo leen novela negra: ¿dónde lo hacen y cuándo lo hacen?, ¿subrayan los libros?, ¿toman notas o extraen citas?, ¿se fijan más en los diálogos o en la escenografía?…

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¿Cómo leen novela negra lo escritores de novela negra?

Una serie de Fiat Lux cuyo primer capítulo lo protagonizan Carlos Zanón y Carlos Bassas.

 

– ¿Qué buscas en una novela negra?

Zanón: Depende. A veces, un lugar conocido y cómodo. En otras, que me entretenga y si puede ser, que me rompa la cabeza con una perspectiva nueva, un ángulo, una manera de ver las cosas.

Bassas: Calidad. Por encima de todo. Calidad en la historia, en los personajes, en la escritura. Y luego, como en todas las demás, atisbar un pedazo del alma humana. De oscuridad en el caso del noir.

 

– ¿Cuándo la lees?

Zanón: Viajando, en casa.

Bassas: Por las mañanas, por las tardes, por la noche… Cuando tengo un rato libre, algo largo; si no voy a poder dedicarle un buen pedacito de tiempo a la novela que tengo entre manos, prefiero esperar.

– ¿Dónde?

Zanón: Lavabo, cocina, comedor, estudio, cama y jergón.

Bassas: En el sofá, en la cama, y en una magnífica chaise longue azul Klein que tengo en el salón; aunque no siempre puedo leer en ella. Es territorio de mi gata.

– ¿De qué te acompañas?

Zanón: Música.

Bassas: Generalmente, solo de tabaco y de silencio.

– ¿Cómo la lees, en qué te fijas especialmente (diálogos, personajes, ambientación, trama, el arranque…)?

Zanón: Los diálogos tienen que ser buenos, originales, epatantes al menos, no reiterativos con la acción. Los personajes que no sean muy de manual. La trama mientras no sea tramposa o vergonzante. El arranque, imprescindible.

Bassas: Me fijo en todo. Porque, como escritor, estoy siempre en fase de aprendizaje. A veces me conquista un adjetivo preciso, una construcción gramatical, una coma, un punto y coma, una descripción, ¿por qué este verbo y no otro? Y en cómo están construidos los personajes. El cómo es la transición entre un párrafo y el siguiente, que es una de las cosas más difíciles que existen.

– ¿Qué buscas en los personajes?

Zanón: Que sean verosímiles, humanos, no calcomanías.

Bassas: En la mayoría de casos, que me duelan.

– ¿Y en el protagonista?

Zanón: Que no sea la sublimación del autor.

Bassas: Lo mismo que en la pregunta anterior sobre los personajes. Que al leerlo me duela porque me reconozco, porque reconozco a alguien, porque nos reconozco a todos, a parte de todos nosotros en él, en ellos.

– ¿Y en los secundarios?

Zanón: Que se llamen Bob.

Bassas: Algunos los usan como alivio cómico, como descargo de la trama; a mí me gusta usarlos para dar puñetazos sobre la mesa, porque son más extremos, más libres que el protagonista en muchos casos. Aparecen puntualmente, te dan un sopapo a mano abierta y se retiran. De muchas novelas, te acabas quedando más con los secundarios que con los principales, pero es porque no llevan el peso y eso te permite hacerlos más extremos, más divertidos, más oscuros o cáusticos.

– ¿Qué buscas en los diálogos?

Zanón: Rapidez, que complementen la acción, no la subrayen.

Bassas: Una cosa por encima de todo: que no sean explicativos –y, si me apuras, ni siquiera directamente informativos-. Algunos escritores los usan para transmitir información de la trama al lector; así, a palo seco, en plan Wikipedia; en plan interpelación directa. Plantan un diálogo en el que el personaje nos habla a nosotros –al lector, que es un ente fuera de la historia-, aunque esté supuestamente hablando con otro. Esas cosas, a mí, me sacan inmediatamente de la trama. Soy de los que creen que los diálogos no sirven para explicar ni enunciar cosas, para dar información pura y dura de la trama, sino para otra cosa: para definir al/los personajes, para que él /ellos nos revelen otras cosas. En cuanto a si deben ser más “realistas”, pegados a la verdad de la calle, del día a día, o más “literarios”, depende del propio personaje y de la propia novela, de su tono. Escribir buenos diálogo es probablemente lo más difícil de una novela.

– ¿Qué buscas en la ambientación, el/los escenario/s?

Zanón: No Más Coctelerías Donde Suene Jazz.

Bassas: Me remito al maestro Julián Ibáñez: que, con un solo adjetivo, el escritor sea capaz de generarme la imagen de un mundo entero. Una frase sencilla, precisa, sujeto, verbo, predicado y adjetivo y zas, el universo entero contenido en él, perfectamente retratado. Quizás es porque procedo del mundo del guion, pero no soy muy amante de esas descripciones eternamente poéticas –aunque, en algunos casos, las disfruto también-. Para muchos, eso es Literatura con L mayúscula. Para mí, saber encontrar el sustantivo preciso, el verbo adecuado, que cuando lo lees te das cuenta de que no puede ser otro, y el adjetivo único y perfecto es Literatura. Es conocer y dominar de verdad el lenguaje.

– ¿Qué buscas en la estructura?

Zanón: Proporción.

Bassas: Solidez, claridad, pero, a la vez, originalidad y juego.

– ¿Subrayas / Pones papelitos?

Zanón: Los papelitos son de cobardes.

Bassas: Tengo la manía de doblar la esquinita superior de las páginas…

– ¿Tomas notas?

Zanón: Cuando hago la crítica, sí.

Bassas: A veces tomo notas para mí, para el futuro, de algún pensamiento que me ha generado una frase, de alguna imagen que se me ocurre, en algún trozo de papel o en una libreta. A veces en la mano, como si fuera un tatuaje.

– ¿Recoges frases, giros…?

Zanón: A veces.

Bassas: Aprendo de ellos. Trato de entender por qué funcionan tan bien cuando lo hacen y cómo puedo llevarlos a mi terreno, a mi estilo. Otros los memorizo porque son como un puñetazo directo al plexo.

– ¿Interactúas? (descubriendo el desenlace, “esto yo lo hubiera escrito así”, …).

Zanón: Sí: defecto del oficio.

Bassas: No, cuando leo, trato de olvidarme de cómo lo hubiera hecho yo y trato de disfrutar de cómo lo ha hecho el escritor, porque, en muchos casos, me gustan libros de autores con estilos muy distintos al mío, que jamás imitaría, pero que disfruto muchísimo como lector. Tratar de imitarlo me llevaría al fracaso, seguro, porque a mí no me salen naturales. Y eso el lector lo nota.

Si no te gusta, ¿en qué momento dices basta?

Zanón: LÍMITE 48 PÁGINAS.

Bassas: Suelo llegar siempre hasta el final. Abandono muy pocos libros, porque siempre me queda rondando la cabeza: ¿y si la frase, el giro, el adjetivo genial estaban en la parte que no he leído?

-Cuando no te gusta, ¿por qué suele ser?

Zanón: Topicazo.

Bassas: O porque el texto no está todo lo editado que debería, o porque, sencillamente, la historia y los personajes no me han enganchado, lo que no significa que la novela sea necesariamente mala.

– ¿Tus autores de cabecera?

Zanón: En negra, Patricia Highsmith, Julián Ibáñez, David Peace.

Bassas: ¿Cuánto espacio tengo? Los voy a citar a borbotones, sin ningún orden ni concierto, ni con ningún ánimo clasificatorio o de ranking: Orsi, Biedma, Cerdán, Víctor del Árbol, Jon Arretxe, Abasolo, Luján, Llorente, Barea, Hill, Empar Fernández, Lorenzo Silva, Berna GH, Zanón, Salem, Rosa Ribas, Diego Ameixeiras, Domingo Villar… Y, de los clásicos de aquí: Vázquez Montalbán, Andreu Martín, Carlos Pérez Merinero, Madrid, Ledesma. Y luego Camilleri. Y luego los clásicos de allá como Hammett, Chandler, McBain… Y, por supuesto, Thompson.

– ¿Tus títulos de cabecera?

Zanón: El cartero siempre llama dos veces, Extraños en un tren, 1974, Prótesis, Entre trago y trago.

Bassas: Pues te diré uno, que es el que me hizo ser escritor de novela negra:  Los mares del sur, de Vázquez Montalbán.

– ¿Hubo una novela negra que te enseñó, que te sirvió casi de manual?

Zanón: Alguna de la Highsmith casi seguro.

Bassas:Todas las de Vázquez Montalbán y Ledesma.

-Cuál es la novela que consideras la madre de todas las novelas negras, “la biblia del género”?

Zanón: The big sleep.

Bassas: Pues, con ánimo de escandalizar, diré que Días de guardar, de Carlos Pérez Merinero. Que alguien se atreviera a publicar esa novela en el año 1981… Un valiente.

Imagen de Carlos Zanón, Rafael Tirado.

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