“Novelísticamente mataría a Felipe VI, abriría un debate interesante”
Camino de la Semana Negra de Gijón como finalista del premio Dashiel Hammett con “La Estrategia Del Pequinés” (editorial Al Revés), y con el premio de Getafe Negro en la buchaca por “La Última Tumba” (Edaf), Alexis Ravelo tiene el honor, o la condena, de ser el primero en someterse al tercer grado de #WebFiatLux. Un cuestionario macarra, chungo, negrocriminal, y molón, al que Ravelo responde sin necesidad de coacciones ni torturas, y que aprovecha para poner en su sitio a unos cuantos, para bien y para mal.
Uno de los mejores novelistas de la cosecha autóctona, Alexis Ravelo, en el comienzo del interrogatorio, se presenta a sí mismo desde su blog: “Escribidor calvo de Las Palmas de Gran Canaria. Novela negra, cuentos y microrrelatos, libro infantil y juvenil, teatro y televisión, y, en general, cualquier cosa susceptible de ser escrita y que contribuya a permitirle sobrevivir a base de bocadillos de chopped”.
Fiat Lux. ¿Por qué le dio por escribir novela negra?
Alexis Ravelo. Porque me preocupan la violencia, la injusticia y la condición humana. Y esos asuntos pueden tratarse bien desde la novela negra. Te permite incomodar y divertir al mismo tiempo.
FL. En el juego de policías y ladrones, ¿con quién iba?
A.R. Jugaba a indios y vaqueros. Y siempre iba con los indios.
FL. Tiene licencia novelesca para matar…, tenemos licencia literaria así que no se corte: ¿A quién mataría?
A.R. Felipe VI, por ejemplo. Su muerte abriría un debate interesante.
FL. ¿Qué o a quién atracaría?
A.R. Cualquiera de esos bancos de paraísos fiscales donde está el dinero de nuestros famosos patriotas.
FL. Si fuese detective, investigador, sabueso…, ¿quién sería su modelo?
A.R. El Vice de El caballero y la muerte, de Leonardo Sciascia.
FL. Si fuera criminal, desde asesino a atracador, valen todos los palos, ¿quién sería su modelo?
A.R. La asesina sin nombre de Fatal, la novela de Manchette.
FL. Díganos su escritor o escritores del negociado negrocriminal preferido y su/sus porqué/porqués
A.R. Thompson, Highsmith, McCoy, Sciascia, Dürrenmatt, Manchette, Martín, Madrid, Argemí. Son incómodos y lúcidos. Hacen gran literatura con lo que otros solo harían un mero entretenimiento para burgueses (hay muchos más).
FL. ¿Qué noticia, asunto de actualidad, de los últimos días ve o vería como argumento para novela negra? ¿Y cómo podría ser o sería el planteamiento?
A.R. La intención de hacer prospecciones petrolíferas en aguas canarias. En lo que parece un simple atraco, muere un asesor del Ministerio de Industria. Sin embargo, el disco duro de su ordenador ha sido borrado. Sus agendas no aparecen. Pero antes de morir ha enviado a su mujer un SMS con el número de un apartado de correos. Allí hay un informe de impacto medioambiental de unas prospecciones petrolíferas en Canarias, el cual ha sido ocultado a Medio Ambiente y a la opinión pública. También pruebas de reuniones entre el ministro del ramo y la empresa que pretende hacer la prospección (fotografías, facturas de hoteles, billetes de avión) y un número de una cuenta en Suiza, a nombre de él mismo. Por último, una declaración jurada del asesor, confesando que durante un par de años ha sido testaferro del Ministro, llevando a Suiza los pagos hechos por la empresa prospectora.
FL. ¿Por qué se escribe tanta novela negra?
A.R. Es un paradigma más o menos cómodo (casi cualquier historia puede ser contada en clave negrocriminal) y a las editoriales les interesa.
FL. ¿Por qué se compra o se lee tanta novela negra?
A.R. Es una orientación eminentemente amena y, si está bien escrita, saca al lector de su zona de confort y le hace plantearse preguntas.
FL. ¿Usted qué piensa, que se lee novela negra por envidia (del bueno o del malo) o para aprender (a ser malos o a descubrir malos)?
A.R. Creo que se hace por motivos catárticos.
FL. ¿Todos somos un poco (o un mucho) criminales?
A.R. Sí. Por suerte, la mayoría nos educamos para no hacer daño al semejante. Los demás acaban en consejos de administración.
FL. Puestos a elegir, ¿usted sería el criminal o el detective, el asesino o el policía, el ladrón o el investigador?
A.R. Prefiero ser el tipo que se mantiene al margen y observa e intenta comprender por qué ocurren los crímenes.
FL. Dígame una ciudad para cometer un delito
A.R. Ciudad Juárez.
FL. Cine Negro: una película o unas películas.
A.R. Dificilísimo. Atraco perfecto, La jungla de asfalto, La huida, A quemarropa, Al caer el sol…
FL. Póngame una banda sonora para leer novela negra
A.R. El Take Five con Paul Desmond y Dave Brubeck. O cualquier disco de Thelonious Monk en la época en que tocó con Coleman Hawkins, Gigi Grace y John Coltrane.
FL. ¿Usted se pone música para escribir? ¿Qué música?
A.R. Depende de la atmósfera que necesite: Brad Meldhau, Coltrane, Bach (las Cantatas), Piazzolla, Kurt Weill…
FL. ¿Cómo es su espacio de trabajo?
A.R. Desordenado, lleno de libros, notas, fotocopias, y todo tipo de material de papelería.
FL. ¿Cómo escribe; cuándo; cuánto…?
A.R. Hago apuntes a mano que luego completo a ordenador. Normalmente, tres o cuatro horas, lo más temprano posible en la mañana. Unas diez páginas de las cuales solo suelen salvarse dos o tres.
FL. Música al margen, ¿de qué se acompaña para escribir?
A.R. Café y cigarrillos.
FL. ¿Cómo se documenta para sus novelas?
A.R. Si no hay más remedio, busco en Internet, pero, en general, prefiero el papel: la hemeroteca o los libros de consulta. Para algunas cuestiones, doy un telefonazo a profesionales de cada materia específica y les doy la lata con preguntas concretas.
FL. ¿Es de los que llevan una libretita siempre a mano y va anotando secuencias, ocurrencias, cachitos de inspiración? ¿Nos leería algo de lo último que haya escrito en esa libreta?
A.R. Sí, siempre llevo algo encima. Ahí va una cosa que se me ocurrió durante una conferencia aburridísima:
Era una mujer de edad. No de más ni menos edad que las otras mujeres de edad que la rodeaban a la salida del museo, haciendo corrillo y cambiando impresiones; mujeres vestidas con sus mejores galas Cortefiel y Punto Roma, pintadas como esas puertas que intentan disimular el lenocinio o la usura; mujeres que aprovechaban la conferencia, la exposición o el club de lectura para dejar aparcados en el sofá o la barra del bar a maridos flatulentos a quienes ya solo soportaban por la inercia de los años y el imperativo del sacrosanto patriarcado. La orgía de color de sus vestidos y sus bolsos, de sus pómulos y labios, de sus cejas y sus párpados, de sus abalorios y sus bisuterías apenas lograba ocultar el gris tirando a pardo de aquellas vidas que aparcaban un par de horas, dos o tres veces por semana, para fingir ante sí mismas que aún les quedaban más días que los que ya se habían gastado hora a hora a lo largo de cincuenta o sesenta años.
FL. ¿Empieza por el título o el título ya surgirá?
A.R. El título lo decido al final.
FL. ¿Corrige mucho?
A.R. Muchísimo. Llego a hacer entre cuatro y nueve versiones de cada novela, cada una más breve que la anterior.
FL. ¿Qué manías o supersticiones tiene mientras trabaja, mientras crea?
A.R. Tengo en mi tablón una caricatura de Cortázar y una viñeta de Forges homenajeando a Monterroso. Necesito tenerlas cerca.
FL. ¿Cómo se titula o se titularía la novela, cuento, escrito…, que guarda en un cajón?
A.R. Como una eternidad profunda y azul.
FL. ¿En qué está trabajando ahora?
A.R. En una historia violenta. Saldrá en enero. Hasta ahí puedo leer.
FL. ¿Qué está leyendo ahora mismo?
A.R. Odisea del cangrejo, de Fernando López. En las pausas, Poesías, de François Villon y artículos y ensayos políticos de Emma Goldman. Siempre alterno una novela con algo de poesía y ensayo. Hay mucho por leer.
FL. ¿Qué libro/libros nos recomienda, además de lo suyo?
A.R. Algo que no es exactamente negro: Cuando ya no importe, de Juan Carlos Onetti.
FL. Y de la balda “rarezas y curiosidades” de su librería, ¿algún descubrimiento que quiera compartir con nosotros?
A.R. Muchos: Diccionario jázaro, de Milorad Pavić, Brevísima relación de la destrucción de June Evon (un western en verso de Tina Suárez), todas las novelas de Erskine Caldwell (todas), El viento y la sangre, de M. A. West…
FL. ¿La mejor forma de matar?
A.R. De asco.
FL. ¿Su entretenimiento favorito?
A.R. El vino. La carne. Un guitarreo. Una buena charleta con mi pareja y mis amigos. Simultáneamente, a ser posible.