“La novela negra ilumina los rincones más oscuros de nuestra sociedad”
Nació y se acuñó en el foro, pero un buen día dijo: ‘¡puerta!’, y subiendo al sur marchó buscando el margen de movimiento que da la distancia. Tarifa, Fuerteventura…, y ahora la trimilenaria y fenicia Chiclana donde ha instalado su guarida creativa al compás de Camarón y frente a la Bahía. Allí, rodeado de todas sus criaturas, con El Charolito al frente, Montero Glez lidia con el enésimo borrador (“corrijo mucho, más que escribir desescribo”) de su nueva novela: “Talco y Bronce”. Una novela quinqui que aquí en Fiat Lux presentó, con banda sonora incorporada, con la que vuelve a un territorio que domina como nadie: “Sed de Champán”, “Cuando la Noche Obliga”, “Manteca Colorá”, “Polvo en los Labios”.
Este navajero de la literatura, que le llamó Raúl del Pozo, al que entroncan (¡qué rico cóctel!) con Valle Inclán, Cela, Lorca o Tarantino, conjuga en todas sus declinaciones la novela negra, la histórica (premio Azorín 2008 con “Pólvora Negra”), la deportiva, el ensayo (“Huella Jonda del Héroe”, premio Llanes de viajes), los artículos de prensa, y ahora, también, el Cuestionario Fiat Lux: “Sólo escribo cuando tengo el qué”.
Fiat Lux. ¿Por qué le dio por escribir novela negra?
Montero Glez. Porque siempre me interesó la relación del hombre con la propiedad.
FL. En el juego de policías y ladrones, ¿con quién iba?
M.G. Qué preguntas. La propiedad es un robo.
FL. Tiene licencia novelesca para matar / Tenemos licencia literaria así que no se corte: ¿A quién mataría?
M.G. Las balas no matan a quien ya está muerto.
FL. ¿Qué o a quién atracaría?
M.G. A los miembros de la RAE, no a las miembras. Luego con el dinero compraría las hambres de este pueblo.
FL. Si fuese detective, investigador, sabueso…, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
M.G. Sam Spade, sin duda. Y luego Marlowe.
FL. Si fuera criminal, desde asesino a atracador, valen todos los palos, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
M.G. El Dioni.
FL. Díganos su escritor o escritores del negociado negrocriminal preferido/preferidos, y su/sus porqué/porqués
M.G. Hammett, Chandler y McDonald, son la Santísima Trinidad del género.
FL. ¿Qué noticia, asunto de actualidad, ve o vería como argumento para novela negra? // ¿Y cómo podría ser o sería el planteamiento?
M.G. Los claroscuros en la lucha antiterrorista desde las cloacas del poder con Felipe González como jefe de los gangsteres.
FL. ¿Por qué se escribe tanta novela negra?
M.G. No sé, la cantidad nunca tuvo que ver nada con la calidad.
FL. ¿Por qué se compra o se lee tanta novela negra?
M.G. Yo la robo en las grandes superficies. Suelo ser reincidente con Juan Madrid.
FL. ¿Usted qué piensa, que se lee novela negra por envidia (del bueno o del malo) o para aprender (a ser malos o a descubrir malos)?
M.G. Yo lo hago porque me gusta cómo ilumina los rincones más oscuros de nuestra sociedad.
FL. ¿Todos somos un poco (o un mucho) criminales?
M.G. Yo no me considero criminal. De hecho me dedico a escribir. Si fuera criminal estaría de jefe en Gas Natural o dirigiendo la OTAN.
FL. Puestos a elegir, ¿usted sería el criminal o el detective, el asesino o el policía, el ladrón o el investigador?
M.G. El lector. Ante todo soy lector de policiacos.
FL. Dígame una ciudad para cometer un delito
M.G. Montecarlo.
FL. Cine Negro: una película (o unas películas)
M.G. El Halcón Maltes, Perdición, El tercer hombre.
FL. Póngame una banda sonora para leer novela negra
M.G. Ascensor al cadalso, la banda sonora es de Miles Davis.
FL. ¿Usted se pone música para escribir? ¿Qué música?
M.G. Clásica o jazz de la costa Oeste, muy bajita.
FL. ¿Cómo es su espacio de trabajo?
M.G. Lleno de papeles que desbordan la papelera. Cenicero cargado de colillas de porros y ceniza sobre el teclado, mucha ceniza. También hay libros y un plato con croquetas. Cada vez que termino una novela me suelo mudar, por no limpiarlo.
FL. ¿Cómo escribe; cuándo; cuánto…?
M.G. Sólo escribo cuando tengo el qué.
FL. Música al margen, ¿de qué se acompaña para escribir?
M.G. Me suelo fumar un porro, o dos, pero una vez que estoy metido en harina. De lo contrario no puedo, me disperso y paso de escribir si fumo antes de tiempo.
FL. ¿Cómo se documenta para sus novelas?
M.G. Es el proceso más estimulante, lo que más me gusta. Tiro mucho de los ‘Interneles’ y de Biblioteca. Voy a los sitios si me pillan cerca, entrevisto a la gente, voy construyendo y reconstruyendo memoria.
FL. ¿Es de los que llevan una libretita siempre a mano y va anotando secuencias, ocurrencias, cachitos de inspiración? /// ¿Nos leería algo de lo último que haya escrito en esa libreta?
M.G. Si las ideas son buenas, no se olvidan y no hace falta apuntarlas. Pero si son malas, es mejor apuntarlas pues la memoria tiende a desechar basura. Por lo mismo llevo libretas y las lleno día a día. Lo último escrito: “cómo gasto papel recordándote”.
FL. ¿Empieza por el título o el título ya surgirá?
M.G. El título surge. Empiezo por la primera página.
FL. ¿Corrige mucho?
M.G. Sí, más que escribir desescribo.
FL. ¿Qué manías o supersticiones tiene mientras trabaja, mientras crea?
M.G. No me gusta tener a nadie mirando lo que escribo.
FL. ¿Cómo se titula la novela, cuento, escrito…, que guarda en un cajón?
M.G. Es un cuento, se titula Vestida de humo.
FL. ¿En qué está trabajando ahora?
M.G. Retocando mi próxima novela que lleva por título, Talco y bronce.
FL. ¿Qué está leyendo ahora mismo?
M.G. “El debut del chico tatuado”, de David González.
FL. ¿Qué libro/libros nos recomienda, además de lo suyo?
M.G. El mío no lo recomiendo. Recomiendo Benjamín Black cualquiera de sus títulos o Leo Malet, calle de la estación ,120.
FL. Y de la balda “rarezas y curiosidades” de su librería, ¿algún descubrimiento que quiera compartir con nosotros?
M.G. La feria del crimen, una recopilación de cuentos negros franchutes editada por Lengua de trapo.
FL. ¿La mejor forma de matar?
M.G. En la cama, por supuesto.
FL. ¿Su entretenimiento favorito?
M.G. Eso no lo contesto que si no me llaman “pajillero”.