“Se lee novela negra para no sentir que estamos demasiado solos en la maldad”
Finalista del Hammett con “Monstruos perfectos” (editorial Viceversa) y ganador de diversos premios con varios de sus relatos, la vida del escritor argentino Miguel Ángel Molfino aglutina un compendio de todos los géneros literarios. Periodista y publicista, Molfino sufrió en sus más duras consecuencias las dictaduras de su país: fue guerrillero, estuvo preso y fue torturado, su madre fue asesinada en Madrid en el siniestro ámbito de la funesta operación Cóndor, su hermana y su cuñado “fueron desaparecidos”… A la pregunta de a quién mataría con licencia literaria para hacerlo, su respuesta es rotunda: “Algunos militares de la última dictadura me deben un puñado de crímenes, entre ellos el asesinato de mi madre”.
Porteño de nacimiento pero residente en El Chaco, Molfino espolvorea interesantes reflexiones a lo largo de este #CuestionarioFiatLux, al tiempo que remarca referentes, modelos, recomendaciones y algún que otro secreto. Todo al compás de la música de Phillip Glass y poniendo acentos en que “la novela negra surfea sus más grandes olas”.
Fiat Lux. ¿Por qué le dio por escribir novela negra?
Miguel Ángel Molfino. Desde muy pequeño me aficioné a las intrigas y ya más grande, después de leer a Chandler, el mundo del crimen y la degradación me decidió a escribir novela negra aunque nunca fui un auténtico autor noir.
FL. En el juego de policías y ladrones, ¿con quién iba?
MAM. En mi país, estar del lado de la policía es definitivamente canallesco.
FL. Tiene licencia novelesca para matar / Tenemos licencia literaria así que no se corte: ¿A quién mataría?
MAM. Algunos militares de la última dictadura me deben un puñado de crímenes, entre ellos el asesinato de mi madre. Los hubiera liquidado en el renglón anterior.
FL. ¿Qué o a quién atracaría?
MAM. Devine en un hombre zen. Zensato.
FL. Si fuese detective, investigador, sabueso…, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
MAM. Phillip Marlowe, sin dudar. Aunque sea un lugar común.
FL. Si fuera criminal, desde asesino a atracador, valen todos los palos, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?
MAM. Isidro Velázquez, un bandido rural que vivió y murió robando y peleando ejerciendo una forma pre-revolucionaria de la violencia.
FL. Díganos su escritor o escritores del negociado negrocriminal preferido/preferidos, y su/sus porqué/porqués
MAM. Soy un tipo que ama los lugares comunes: Chandler y Hammett, ¿para qué otros?
FL. ¿Qué noticia, asunto de actualidad, ve o vería como argumento para novela negra? // ¿Y cómo podría ser o sería el planteamiento?
MAM. Un asesinato por venganza en medio de los bombardeos y muertos en Gaza. Sería un ardid genial, un crimen disimulado entre los escombros de un crimen mayor.
FL. ¿Por qué se escribe tanta novela negra?
MAM. Entre la moda y el marketing editorial, la novela negra surfea sus más grandes olas.
FL. ¿Por qué se compra o se lee tanta novela negra?
MAM. Por lo mismo y porque las temáticas de la realidad se parecen demasiado a los mundos negros de papel.
FL. ¿Usted qué piensa, que se lee novela negra por envidia (del bueno o del malo) o para aprender (a ser malos o a descubrir malos)?
MAM. Tal vez se lea novela negra para no sentir que estamos demasiado solos en la maldad.
FL. ¿Todos somos un poco (o un mucho) criminales?
MAM. Creo que ya se ha confirmado que la condición humana es feroz , y que cada uno de nosotros se toma muy a pecho aquello de que “el infierno es el Otro”.
FL. Puestos a elegir, ¿usted sería el criminal o el detective, el asesino o el policía, el ladrón o el investigador?
MAM. Me siento mucho más cómodo siendo el hombre que los escribe.
FL. Dígame una ciudad para cometer un delito
MAM. En Iguazú, Foz de Iguazú o Puerto del Este, ciudades de Argentina, Brasil y Paraguay, la peligrosa triple frontera.
FL. Cine Negro: una película (o unas películas)
MAM. La jungla de asfalto, de John Huston; Rififí, de Jules Dassin; Chinatown, de Roman Polansky y Laura, de Otto Preminger.
FL. Póngame una banda sonora para leer novela negra
MAM. La ópera Mishima de Phillip Glass.
FL. ¿Usted se pone música para escribir? ¿Qué música?
MAM. Casi siempre. Y cuando lo hago, desde hace nueve años escucho composiciones de Phillip Glass.
FL. ¿Cómo es su espacio de trabajo?
MAM. Es una oficina que comparto con la inmobiliaria de mi mujer. Escribo junto a un gran ventanal que mira hacia los árboles de los patios de los vecinos. La ciudad se ve lejana aunque la oficina esté situada en zona céntrica.
FL. ¿Cómo escribe; cuándo; cuánto…?
MAM. Escribo todos los días, entre cuatro o cinco horas. A este tiempo le agrego un par de horas de lectura. Si no me apego a este método, me disgrego.
FL. Música al margen, ¿de qué se acompaña para escribir?
MAM. Escribo rodeado de libros que releo acompañando la novela que me encuentre escribiendo. Cada novela requiere determinados autores que, al releerlos, me empujan a seguir escribiendo.
FL. ¿Cómo se documenta para sus novelas?
MAM. Google, diarios o revistas, libros, documentales, lo usual. Google funciona como el Aleph: allí está todo el universo conocido sucediendo simultáneamente.
FL. ¿Es de los que llevan una libretita siempre a mano y va anotando secuencias, ocurrencias, cachitos de inspiración? /// ¿Nos leería algo de lo último que haya escrito en esa libreta?
MAM. Sí, uso las clásicas Moleskines. Nunca salgo sin una de ellas. Ahí va uno de los últimos párrafos garabateados: “El viento traía los gritos que aún se escuchaban en las cercanías del parque de diversiones”. (La anotación fue agregada a la novela que estoy escribiendo)
FL. ¿Empieza por el título o el título ya surgirá?
MAM. Suelo poner un título que sólo me servirá como guía para avanzar en la escritura. Sé que variará durante la travesía.
FL. ¿Corrige mucho?
MAM. Depende, hay textos que milagrosamente salen redonditos y cuesta operar sobre ellos. Y otros que necesitan todo tipo de cirugías.
FL. ¿Qué manías o supersticiones tiene mientras trabaja, mientras crea?
MAM. Ninguna. Sólo trato de tenerme fe en lo que estoy por abordar.
FL. ¿Cómo se titula la novela, cuento, escrito…, que guarda en un cajón?
MAM. “Pampa del infierno” (novela) y “El frío que no llega” (poemas)
FL. ¿En qué está trabajando ahora?
MAM. Una novela distópica que quiere ser un tributo a J.G.Ballard. Tiene su título provisorio: “Hermana oscuridad”.
FL. ¿Qué está leyendo ahora mismo?
MAM. “La isla de cemento” de Ballard, la poesía de Paul Auster, “De donde son los cantantes” de Severo Sarduy, “Chump Change” de Dan Fante, “Saco de huesos” de Stephen King, como dije son lecturas variadas generalmente de fragmentos.
FL. ¿Qué libro/libros nos recomienda, además de lo suyo?
MAM. Todos los libros son extraordinarios y el problema de recomendar radica en que somos muy diferentes en gustos literarios.
FL. Y de la balda “rarezas y curiosidades” de su librería, ¿algún descubrimiento que quiera compartir con nosotros?
MAM. La mejor joya se la debo a la biblioteca de mi padre. Es un tomo editado en el siglo XVII de las Leyes de Indias. Papá compró hace añares una biblioteca añosa en Asunción del Paraguay. Entre la multitud de libros, llegó este venerable libro.
FL. ¿La mejor forma de matar?
MAM. De un disparo. Limpio y sin demasiadas dificultades.
FL. ¿Su entretenimiento favorito?
MAM. Los libros, el cine y las series policíacas de la TV.